En un momento donde gran parte de los consumidores se plantean qué vehículo se adapta mejor a sus necesidades, vamos a desglosar las características, los puntos fuertes y débiles de cada una de las opciones para ayudar a la toma de decisión tan importante como es la adquisición de un vehículo.
Vehículo híbrido enchufable. ¿Qué es exactamente?
El vehículo híbrido enchufable consta como mínimo de un motor de combustión tradicional de gasolina o diésel y un motor eléctrico con una batería. Por lo general, estos vehículos tienen diferentes programas de funcionamiento: se puede optar por utilizar únicamente el sistema eléctrico (si se tiene la suficiente batería para circular), por utilizar un sistema mixto combustión-eléctrico, o por utilizar uno exclusivamente de combustión (donde incluso se pueda recargar la batería por si posteriormente se entra en un área de bajas emisiones).
Por lo general, estos vehículos acostumbran a tener una autonomía eléctrica entre 30 y 100 km. Teniendo en cuenta que el desplazamiento medio diario de un vehículo es de 27 km según fuentes oficiales, parecería razonable pensar que la mayoría de los casos, se podría cubrir la distancia diaria en modo eléctrico y se utilizaría únicamente el modo de combustión para hacer salidas en fines de semana o periodos vacacionales.
Hasta aquí, todo parece positivo. Como contrapartidas podríamos decir que estos vehículos resultan muy pesados (tienen que “transportar” un sistema de combustión y uno eléctrico), hacen perder espacio en el habitáculo y maletero y resultan máquinas mucho más complejas y caras, con lo que ello puede suponer tanto en la adquisición, mantenimiento, como envejecimiento de las mismas.
Como ventaja esencial, está la comodidad del usuario en pensar que siempre tendrá una gasolinera cercana y, que, por lo tanto, no deberá “sufrir” por poder moverse con libertad, esté donde esté. Otra ventaja muy importante, sobre todo respecto a un vehículo de combustión convencional, es la capacidad de moverse en modo eléctrico por zonas de bajas emisiones, cada vez mayores en todo el territorio.
Vehículo eléctrico puro. ¿Qué es exactamente?
Un vehículo eléctrico puro es una máquina extremadamente sencilla. Básicamente es un motor eléctrico alimentado mediante una batería. Sus características principales son la ausencia total de ruido y vibraciones, unas necesidades energéticas muy inferiores para moverse (un vehículo eléctrico aprovecha más de un 90% de la energía mientras que los mejores coches de combustión difícilmente llegan a un 40%), una entrada de toda la potencia del coche de manera instantánea (permite aceleraciones desde parado mucho más intensas que en un coche de combustión) y una ausencia prácticamente total de mantenimiento, con el ahorro en coste que supone.
La gran mayoría de vehículos eléctricos puros que se venden en la actualidad tienen autonomías entre 200 y 600 km, aproximadamente. Teniendo en cuenta las distancias medias recorridas por los propietarios, tendrán más que de sobra para realizar sus trayectos diarios. Este hecho, unido al coste energético de utilizar un vehículo eléctrico, muy inferior al de un coche de combustión, parece mostrar que la opción más razonable de compra sería la de esta tipología de vehículo.
No obstante, como contrapartida, en caso de necesitar el vehículo para desplazamientos largos, se necesitará utilizar la red de recarga rápida, a fin de no eternizar el trayecto. La todavía escasa red, la dificultad de encontrar cargadores en zonas apartadas de las grandes urbes o vías de circulación y la necesidad de que los cargadores que se encuentren funcionen correctamente, pueden generar angustia al propietario.
Igualmente, y no menos importante, estos vehículos acostumbran a ser más costosos que los equivalentes de gasolina o híbridos enchufables. Si la utilización que vamos a realizar del vehículo no es medianamente importante, será complejo una amortización a corto plazo. También se antoja como necesario el disponer de un punto de recarga doméstico o en la empresa donde poder cargar el coche con frecuencia sin tener que depender de redes públicas, tanto porque estén disponibles como por los tiempos de recarga, bastante mayores hoy por hoy a los de recargar combustible en un vehículo tradicional.
Coche eléctrico o híbrido enchufable ¿Cuál elegir?
Aunque los vehículos híbridos enchufables cada vez ofrecen autonomías mayores, y, por tanto, nos serían válidos para la mayoría de nuestros trayectos en modo puramente eléctrico, no deja de ser cierto que son máquinas muy complejas y costosas y que sus ventas son decrecientes. No es menos cierto que esta tipología de vehículo requerirá de una carga prácticamente diaria, por lo que necesitaremos un punto de recarga ya sea en nuestro parking o en la empresa en el caso que estemos en activo.
Respecto a los vehículos eléctricos puros habría que destacar que, aunque son más caros, su coste va disminuyendo año a año al ritmo que aumentan las autonomías que son capaces de ofrecer. No es menos cierto que las redes de recarga rápidas cada vez son más extensas. Igualmente, la vida útil de las baterías, el mantenimiento de vehículo y el coste diario que va a suponer para un consumidor disponer de un vehículo de este tipo va a ser muy pequeño.
Por lo tanto, decantarse por un vehículo híbrido enchufable o un vehículo eléctrico puro dependerá del uso que se haga del vehículo y del presupuesto que se disponga, teniendo en cuenta que en el futuro lo más probable es que la oferta tienda a ser cada vez mayor de vehículos eléctricos puros y cada vez menor en el resto de tecnologías.
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